2022

Un año de Rebelión

Martes 10 de enero de 2023

Científicas Rebeldes frente al Congreso de los Diputados. Foto de Rodri Mínguez.Científicas Rebeldes frente al Congreso de los Diputados. Foto de Rodri Mínguez.

Querida activista:

Se ha terminado un año en el que hemos aprendido, crecido y conectado con el activismo y con las activistas de un movimiento que creamos entre todas, pero es más grande que todas nosotras. Seguro que ha habido momentos en los que te has sentido frustrada, cansada o agobiada, has necesitado un descanso o te has cuestionado todo lo que estabas construyendo. Este mensaje es para ti. Este mensaje es para recordarte que tienes derecho a dudar, desaprender, equivocarte, reparar, cuestionar e imaginar mundos y activismos que pongan en el centro las necesidades, el cuidado por la Vida y las relaciones sin violencia entre todos los seres que habitamos la Tierra. Este es un mensaje de agradecimiento por estar y construir este movimiento con toda tu intención, conocimientos, cariño y dedicación. Somos parte de una red de vida que nos sostiene y nos nutre, y todos nuestros esfuerzos por recrear esta red en el movimiento nos hacen más resistentes e poderosas.

¿Recuerdas cómo empezamos el año en un monasterio de Cantabria, donde tuvimos la ocasión de conocernos, aprender sobre la Historia de la desobediencia civil y abrir la conversación sobre qué tipo de movimiento necesitamos construir? Ahí se plantaron las semillas de futuros florecimientos... Uno de ellos fue el Club de Lectura en el que compartimos lecturas, reflexiones y aprendizajes cada mes. Gracias a todas las personas que han pasado por allí a escuchar, aprender y aportar su visión. Necesitamos más imaginarios que nos den esperanza e ilusión para visionar un futuro más justo, y crear conocimiento colectivo que nos empodere para llevarlo a la práctica.

En enero nos sumamos al Oceanazo, una movilización global en la que nos unimos cientos de comunidades en denuncia por la devastación en los mares de Argentina, Perú y Sudáfrica por empresas como Shell, Repsol, Wintershall y Equinor. En febrero denunciamos la Ley Mordaza como mecanismo represor que recorta nuestro derecho a la protesta y pretende desmovilizar y criminalizar la defensa de nuestros derechos. Ese mismo mes, el IPCC reclamaba la participación en la toma de decisiones de los grupos más vulnerables para asegurar la justicia climática.

En marzo aprendimos sobre la necesidad de descolonizar la conservación de la naturaleza con las compañeras de Survival International. Ese mismo mes, Rebelión Científica denunció el greenwashing de Iberdrola con su transición energética incompatible con las conclusiones del IPCC, y el ecocidio de Repsol en las costas de Perú como parte de la campaña internacional en defensa del agua como bien común. En marzo apoyamos la campaña internacional por el reconocimiento del crimen de ecocidio de las compañeras de Stop Ecocidio.

Abril fue el mes en el que con el corazón en un puño, investigadores y activistas disrumpieron la normalidad en frente del Congreso de los Diputados. Exigían que el Congreso escuchara al IPCC y actuará en consecuencia, y denunciaban la actitud de los políticos como criminal. Efectivamente, unos meses más tarde, 14 personas fueron detenidas y liberadas con cargos... Pero los que fueron juzgados como criminales por la Brigada Antiterrorista fueron las científicas y activistas. Más adelante, la Fiscalía denominaba a Rebelión o Extinción “ecologismo radical violento”. Mientras las instituciones criminalizan a los movimientos sociales para deslegitimarlos y reprimirlos, nosotras repetimos alto y claro: nuestra estrategia es la desobediencia civil no-violenta, y seguiremos desobedeciendo ante aquello que sí que es una amenaza para todas.

En mayo reiterábamos el componente de clase de la crisis climática y la necesidad de formar alianzas duraderas para transformar de raíz. Unos meses más tarde, un informe publicaba que “En España, el 1% más rico emite 14 veces más CO2 que la mitad más pobre del país”. Estamos resistiendo a un sistema incompatible con la vida, que se sostiene bajo la desigualdad, el crecimiento sin límites y la explotación de los cuerpos y los territorios. Ese mes finalizó también la primera “Asamblea Ciudadana por el Clima” en España, una intento fallido de democracia sin cobertura mediática, con un proceso de selección opaco y sobre todo... Sin mecanismos de vinculación. En mayo nos unimos a colectivos que creen en el potencial de la democracia participativa para exigir asambleas ciudadanas a la altura de la crisis.

En junio nos encadenamos a la Universidad de Granada para exigir que las instituciones académicas se responsabilicen de su papel en la crisis ecosocial que atravesamos. A finales de mes se celebró la cumbre de la OTAN en Madrid. Ante la militarización creciente como respuesta a la crisis ecosocial, llevamos a cabo una acción de performance frente al Guernica de Picasso en denuncia a las guerras imperialistas y su concepto de “seguridad”. Denunciamos a este organismo como responsable de un modelo de desarrollo basado en la explotación del Sur Global, ya sea por petróleo o minerales para la transición energética. Mientras tanto, en Barcelona salíamos a la calle a denunciar a los bancos Santander, BBVA y Caixabank por sus milmillonarias inversiones en combustibles fósiles.

En junio participamos también en la movilización internacional convocada por Deuda X Clima para exigir la cancelación de la deuda financiera ilegítima a los países del Sur Global. Organismos como el FMI, el Banco Mundial y el G7 estrangulan económicamente a estos países a través de deudas coloniales. Días más tarde de extender una enorme pancarta desde la Alhambra demandando la anulación de las deudas, bloqueamos el Ministerio de Asuntos Exteriores con un pancarta de “cerrado por actividad criminal”.

En julio pasamos varias olas de calor nunca antes vividas en la península. Probablemente fueran semanas de ansiedad, preocupación y angustia para muchas de nosotras. La crisis climática pasó a estar en boca de mucha gente. Ese mes, futuro Vegetal comenzó la gira por el norte, que después pasaría por la mayoría de ciudades a conectar la crisis climática, la industria cárnica y la soberanía alimentaria, y a presentar su estrategia de los próximos meses.

Agosto fue un mes de pararnos a aprender, conectar y repensar el rumbo del movimiento. Desde Communia a Sobremesa, pasando por Sembrando Futuros, muchas activistas pudimos pasar unos días de verano disfrutando de maravillosos encuentros con colectivos de todo el Estado. Conocimos proyectos de autogestión y soberanía, aprendimos de todas las conversaciones, visualizamos futuros emancipadores, experimentamos cómo se resuelven colectivamente nuestras necesidades y escuchamos a compañeras de distintos bagajes en el camino de transversalizar nuestras luchas. Fueron días preciosos y transformadores de encuentro y debate que nos permitieron dar claridad a cómo queremos organizarnos ante la crisis ecosocial.

En septiembre volvimos con ganas de dar coherencia a nuestro activismo y mejorar nuestra organización y comunicación. Reactivamos grupos de trabajo con energía, tuvimos conversaciones necesarias y cogimos ritmo para un año prometedor. Salimos a la calle en decenas de ciudades en las manifestaciones de JuventudXClima, bajo el lema “Democratiza la Energía”. Mientras tanto, en Valencia preparábamos con cariño la presentación la obra audiovisual de Libertarians Amor y Furia.

En octubre realizamos nuestra primera acción de sabotaje: llenamos de cemento varios hoyos de golf antes del Open patrocinado por Acciona. Regar cada día 437 campos de golf con un consumo de agua superior al de Madrid y Barcelona, para el disfrute del 0,6% de la población... Es un lujo que no nos podemos permitir. Además, nos unimos con otros colectivos de RebeliónXClima en el campamento climático en Huelva y cortamos la gasificadora de Enagas para exigir justicia energética. Mientras desde el Gobierno nos piden reducir el consumo para afrontar el invierno... El 78% del gas se destina a la industria y a la generación de electricidad.

Octubre fue también un gran mes para Rebelión Científica. Viajamos a Alemania a reunirnos con las compañeras de Letzte Generation, DeudaXClima y científicas de toda Europa en unas intensas semanas de acción no-violenta. Interrumpimos el congreso de la Cumbre Mundial de la Salud, irrumpimos en el Ministerio de Finanzas alemán, ocupamos la exposición de Porsche durante más de 24h, entramos en las oficinas de Black Rock en Munich... La disrupción que causamos en Alemania viajó a todo el mundo con tres demandas: que el Gobierno alemán admitiera la imposibilidad de mantenerse bajo los 1,5ºC, la cancelación de las deudas con el Sur Global y la descarbonización inmediata del sector de transporte alemán.

En noviembre, tras las concentraciones en apoyo a las 14 compañeras en prisión en Alemania, varias compañeras de Futuro Vegetal también pasaron por prisión. Se unieron a la ola de desobediencia civil en museos, para evidenciar lo poco que nos escandaliza provocar daños irreparables a ecosistemas y comunidades en un escenario en el que la crisis climática pondrá en peligro en menos de unas década nuestra seguridad alimentaria. En Ibiza nos unimos a las acciones de protesta contra los jets privados en el marco de la campaña internacional "Que paguen los ricos". El 12N salimos a las calles en Valencia, Madrid, Coruña y Murcia de forma coordinada con motivo de la movilización convocada por AlianzaXClima. Unas semanas más tarde, interrumpimos la ceremonia de entrega de premios de artes escénicas de Alicante para denunciar el greenwashing de la COP27.

Por motivo del Black Friday, en Huesca salimos a la calle en una performance de teatro social. No podíamos quedarnos sin avisar de las rebajas del 70%... de España está en riesgo de desertificación. Las últimas semanas del año fueron momentos de imaginarnos un Futuro Vegetal. En un guiño al anuncio sobre “coraje” de Campofrío, parodiamos su reto y lo volvimos una campaña de acciones en la que cortamos la M30, saboteamos el sistema eléctrico del mayor macromatadero de Europa, actuamos en la sede de Campofrío, en el Corte Inglés... A través de tácticas diversas y constantes, pudimos problematizar el modelo agroalimentario industrial antes de las fiestas navideñas.

Este año hemos creado nuevos nodos locales, hemos reactivado grupo de trabajo, hemos creado recursos comunes y hemos apoyado a otros movimientos. Hemos exigido asambleas ciudadanas autonómicas transformadoras, hemos comenzado un podcast y hasta hemos caminado desde Granada hasta Helsinki en un ejercicio de conexión y difusión. Gracias por el trabajo que no se ve, por (des)aprender sobre justicia climática, por escuchar y hacer autocrítica, por leer y por compartir lo aprendido. Cada una de nosotras ha sido valiosa y valiente al enfrentarse a la inercia de un sistema que nos ahoga y permitirse sentir el miedo, la rabia y la angustia de mirar a los ojos al abismo. Menos mal que no estamos solas. Por un año más de rabia organizada y amor por lo que somos capaces de (re)generar, nos deseo mucha desobediencia y apoyo mutuo para recuperar nuestro derecho a una Tierra habitable.

¡NOS VEMOS EN 2023!

Hecho con amor y furia Extinction Rebellion (XR o Rebelión contra la Extinción) es un movimiento que se hace en conjunto. Todos nuestros diseños y obras de arte pueden ser utilizados de manera no comercial con el propósito de salvar el planeta. Esto no significa crear mercancía para recaudar fondos o enviar a XR un porcentaje de sus ventas. No respaldamos ni creamos ninguna mercancía y perseguiremos y denunciaremos a cualquier persona que lo haga. El símbolo de XR fue diseñado en 2011 por el artista callejero ESP, que presta el uso a XR bajo las mismas condiciones: www.extinctionsymbol.info