Extinction Rebellion es un movimiento internacional, descentralizado y políticamente no partidista, que utiliza la acción directa no violenta y la desobediencia civil para persuadir a los gobiernos de que actúen con justicia en la emergencia climática y socioecológica.
Todas las instituciones deben comunicar de forma clara los riesgos extremos que enfrenta ahora la humanidad y el resto de seres vivos, la injusticia que esto representa, sus raíces históricas, sus responsables actuales y la urgente necesidad de un rápido cambio político, social y económico, como alerta la comunidad científica.
Los gobiernos deben actuar de manera inmediata para reducir drásticamente las emisiones y la pérdida de biodiversidad, estableciendo las bases para una transformación del modelo socioeconómico dirigido hacia un decrecimiento planificado democráticamente, que se ajuste a la capacidad biofísica del planeta, respete las necesidades básicas de la población y priorice la protección de la vida.
Los gobiernos deben establecer un mecanismo de Asambleas Ciudadanas permanentes y vinculantes para garantizar la transición ecológica basada en la justicia social.
Los Gobiernos deben garantizar la justicia social, climática y ecológica, priorizando las necesidades de los colectivos en situación de vulnerabilidad y opresión.
Cualquier persona o grupo puede organizarse y actuar autónomamente en nombre de XR, siempre y cuando la acción se ajuste a los principios y valores de XR. De esta manera, el poder está descentralizado, lo que significa que no hay necesidad de pedir permiso a un grupo o autoridad central.
Extinction Rebellion (XR) se concibe como un movimiento que utiliza la desobediencia civil no violenta en un intento de frenar la extinción masiva y minimizar el riesgo de colapso social.
El 31 de octubre de 2018, activistas locales se reunieron en el Parliament Square de Londres para proclamar su Declaración de Rebelión contra el Gobierno del Reino Unido. Las semanas siguientes fueron un torbellino. Seis mil rebeldes reunieron en Londres para bloquear pacíficamente cinco de los puentes principales sobre el Támesis. Se plantaron árboles en medio de Parliament Square y se enterró un ataúd en representación de nuestro futuro. Rebeldes se pegaron a las puertas del Palacio de Buckingham mientras leían una carta a la Reina.
Nació Extinction Rebellion.
La llamada a la rebelión se extendió rápidamente a nivel global, con la aparición de grupos la semana siguiente en Europa, Estados Unidos y, poco después, en todo el mundo. Sin líderes y verdaderamente global, cada nuevo grupo fortalece el movimiento, aportando nuevas perspectivas, sabiduría, experiencia, energía e inspiración.
Las estrategias tradicionales, como las peticiones, el cabildeo, el voto y las protestas, no han funcionado debido a los intereses enquistados de las fuerzas políticas y económicas. Por lo tanto, nuestro enfoque es el de la desobediencia civil no violenta y disruptiva, una rebelión para provocar el cambio, ya que todos los demás medios han fracasado.